miércoles, 9 de mayo de 2012

S.I (Soporte Integral)


Como olvidar aquella vez que pasaba por tu lugar, sin buscar amor, sin buscar una relación que me llenara por completo y participara en la felicidad que me invadía en esos tiempos, donde solo buscaba tener un amigo nuevo que fuera cómplice de nuevas travesura. No fue nada fácil, no sabia cómo o qué pregunta hacer para que siguieras una conversación y no solo se quedara en un hola, tampoco buscar una conversación que durara unas cuantas horas y te quedaras para continuar escribiendo esta historia. 

Basto con voltear , sonreír, y preguntar ¿tu no vas?, para que te quedaras un buen rato conversando, tal vez contando estupideces que no significaban nada, o contar cada uno lo poco o mucho que convenía saber; de igual forma, sin buscar nada significativo. Pediste mi número y eso me espanto un poco, ha decir verdad solo fueron unas cuantas horas de conversación y sabíamos que nos estaríamos viendo en el mismo lugar, y no había necesidad de saberlo en ese momento. Algunas decían que te miraba con ojos de borrego, situación de la que yo no me di cuenta, solo sentía que me gustaba platicar contigo, que me emocionaba la idea de un amigo nuevo en el trabajo, que me sentía feliz de estar con alguien que devolviera la sonrisa a mi rostro, tanto que caí en un descaro de salir una o dos horas después de mi jornada laboral; ahí fue cuando yo mismo note que con solo ver tu presencia me ponías nervioso, en su momento me preguntaste si me gustabas, pero no te quise confirmar, no tenia caso, mas de una ocasión te escuche hablando por teléfono, deduciendo que tenias una relación.


Pronto hiciste una invitación, ya que no solo eras de nuevo ingreso a mi vida, sino también al piso donde yo estaba, era de la gerencia que también se integraba. No sabia si contestarte, era un completo desconocido para el área e ir contigo me resultaba aun mas complejo, para eso ya me habías dicho que terminabas apenas con la relación que tenias, y mas dudas invadían mi pensamiento. Una de tus amigas también me hizo la invitación, aunque mas que invitación fue una confirmación de asistencia, no quise ir solo, pero mis amigas jamás contestaron el teléfono y termine llamándote para confirmar y ver donde te veía.

La fiesta estuvo padrísima, bailabas, reías, y yo sin darme cuenta, no te soltaba la mirada, te golpeaba y decía lo mal que me caías, de broma por supuesto, hasta que entonces me dijiste que yo te daba miedo, miedo por lo que te hacia sentir. No dije nada por que eso era lo que quería escuchar desde dos o tres semanas atrás, solo calle y sentí que ya eras parte de mí, de mi vida y de mi camino cotidiano. Termino la fiesta y con ella empezó la relación contigo, nada formal por que no era nada ético ni moral para ti, no exigí nada por que a mi también me daba miedo sentir algo que extrañamente mi cuerpo asimilaba, eras de las personas que lograba que temblara de nervios, que me sudaran las manos,  que mi voz se entrecortara cuando te dirigía la palabra, de las que con solo pronunciar o escuchar su nombre podía robarme el aliento; de las personas que compartiera mi tiempo, mis  locuras y todos los éxitos.

Empecé a conquistarte entonces, sin miedo a nada para recibir todo; empezaron las conversaciones mas amenas, risas y sobre todo una especie de ambiente en el cual me estaba envolviendo tu carácter, tu decisión, y sobre todo tu seguridad que a mi me causaba conflicto. Empezaron también esos mensajes de texto que anhelaban estar a mi lado, mandándome besos y muchos abrazos, los lugares que inexplicablemente terminábamos abrazados al calor de la noche, donde desaparecía el alrededor, donde solo quedábamos tú y yo, donde me descubría a mi mismo, y donde no me importaba la hora ni el que dirán.


El tiempo corría, pero tu mirada se apagaba, los mensajes desaparecieron por completo, y no se digan las llamadas, era como si se hubiese terminado la bateria de mi juguete favorito, ahí estabas pero ya no tenías energía para seguir divirtiéndote conmigo. Yo trate en su momento de recargar toda la energía, detalles, chocolates, flores, pensamientos que te hacia llegar, trate de robarte el alma con un beso, puse mi cuerpo junto al tuyo, pero de nada sirvió, tu interés se había ido, no te conocía, y  no te conozco ahora, te miro y es como un sueño que alguna vez entro por mi cabeza mientras dormía, o como una simple imaginación que quise que un día fuera realidad.